El agua y el niño de 3, 4 y 5 años


Autor: Prof. Martha Sanz, Prof. Jaqui Esquitino

1. Introducción:

Para acceder al aprendizaje acuático, el niño deberá comenzar por resolver algunos problemas:

niño de 3, 4 y 5 años... ver e incorporar la dimensión del natatorio
... ingresar en él
... separarse de sus padres
... separarse de su maestra del jardín
... conocer otros docentes y confiar en ellos
... integrarse a nuevos grupos
... y más...

No será el adulto-docente quien resuelva todo esto: es el niño quien, en base a sus experiencias previas, deberá hacerlo.

Si las experiencias previas han sido positivas se crea en él la necesidad de la actividad acuática: vamos bien, pues todo aprendizaje es una respuesta a una necesidad. En el caso de un niño sin experiencia previa, —y sabiendo que por su evolución socio-afectiva y motora está desarrollado para la actividad— deberíamos basarnos en una didáctica específica que lo lleve sin angustias a resolver todas las situaciones que puedan plantearse en el aprendizaje acuático.

2. Proponemos los siguientes desarrollos:

  • Aprendizajes afectivos y actitudinales.
  • El conocimiento del esquema corporal.
  • La educación del movimiento.
  • La formación acuática de base.
  • La habilidad acuática general y especial de la natación.
  • La independencia acuática.
  • La seguridad.

3. Contenidos mínimos a desarrollar:

3.1. La adaptación:

La adaptación es un proceso continuo, que se va logrando en forma permanente: comienza con la adaptación ambiental (escuela nueva, vestuarios, natatorio) para continuar en la vivencia acuática.

Ya en el agua, la percepción de diferencias en el peso corporal, en el equilibrio, la visión, la audición, la respiración, son causas permanentes de adaptación. Si se realizan ejercitaciones adecuadas a la capacidad y necesidad del niño, aparece entonces la habilidad acuática que —bien elaborada— permite la iniciación del nado formal.

3.2. La horizontalidad:

Cuando se habla de traslación acuática económica se piensa en las posiciones hidrodinámicas del cuerpo.

En esta etapa del aprendizaje buscamos que el niño logre la horizontalidad de su cuerpo, tanto en posición dorsal como ventral. Ambas se fundamentarán en el mantenimiento permanente del equilibrio del cuerpo, incluyendo además las múltiples posiciones que ofrece la actividad acuática.

Ya al llegar a los 5 años logra con éxito la flotación vertical y la lateral, tanto en situación dinámica como estática.

3.3. Los movimientos:

  • ¿Por qué las piernas primero?:
    • Es habitual que las piernas sean protagonistas importantes en los primeros desplazamientos. Esto es sin duda porque el pedaleo primero, y luego el batido de crol se asemejan a la acción de caminar, donde el movimiento es alternado y continuo.
    • Es muy importante incorporarlo en todas las situaciones: en la flotación ventral (batido de crol), en la flotación dorsal (batido de espalda), para emerger luego de un salto, para desplazarse luego de un impulso de piernas, etc.
    • Otra de las causas de porqué las piernas primero es la necesidad de usar elementos flotantes que se llevan con los brazos o las manos, y que favorecen el equilibrio del cuerpo durante las primeras ejercitaciones.
  • Las piernas y la patada de pecho:
    • Antes de comenzar el aprendizaje de la patada de pecho —movimiento simétrico simultáneo— el niño debe conocer la flexo-extensión del pie y la sensación de empuje por apoyo de plantas y extensión de piernas.
    • Si partimos de la base de que ya a los 4 años trabajaremos claramente los empujes y extensión de piernas, un niño de 5 años podrá lograr la patada de pecho.
  • Las piernas y la patada de mariposa:
    • Como experiencia de movimiento es semejante al subir y bajar de la patada de crol, pero aparece la simultaneidad, que complejiza el movimiento.
    • De los 5 años en adelante, lo esperable es que no todos puedan, pero debe hacerse la propuesta: ¿Quién puede ...?.
  • Las piernas y los empujes:
    • Cuando el niño ha elaborado la percepción plantar y la extensión de las piernas está preparado para incorporar el empuje como un elemento más de su desplazamiento.
    • Será incorporado a ejercicios en posición vertical en parte playa, en posición horizontal desde el borde, para saltar al agua de pie o de cabeza desde el borde, etc.
  • ¿Por qué el perrito?
    • Los apoyos alterno-continuos de recobro subacuático (perrito) son los que el niño elige en forma natural como movimiento de brazos para iniciar sus desplazamientos.
  • Los brazos y la brazada de pecho:
    • El niño aprende este movimiento con facilidad porque es un movimiento simétrico que realiza dentro del agua y que puede ver: ahí están sus brazos, los dos juntos, accionando para empujar el agua ... (3 años).
  • Los brazos y la brazada de crol:
    • Cuando ya está bien elaborada la horizontalidad del cuerpo y el niño puede mantener la cara en el agua para no perder la posición de nado, está preparado para iniciar el aprendizaje de este movimiento. (recobro aéreo y propulsión).
    • Esto se debe hacer en forma global y por franca imitación de un modelo: como papá, como el profesor, como Juan ...
    • Las repeticiones deben ser pocas, entre 4 y 6 movimientos. No habrá análisis de formas técnicas; lo que sí debe ser clara es la información intelectual: Nado crol cuando muevo las piernas y los brazos (4 a 5 años).
  • Los brazos y la brazada de espalda:
    • A partir de la flotación dorsal con movimientos de piernas, el niño puede iniciar el movimiento simultáneo de apoyo de palmas, empujando el agua hacia los pies.
    • El recobro aéreo y la alternancia del movimiento resultan complejos antes de los 5 años.
    • Es muy importante dar calidad a la traslación dorsal por movimiento de piernas (buena posición de la cadera y la cabeza) y recién entonces incorporar la brazada global (5 años).
  • Los brazos y la brazada de mariposa:
    • Empujo mucho y hacia atrás, con los dos brazos, los saco del agua y los llevo adelante otra vez ... sería una propuesta para un niño de 5 años, hábil acuático, que está de pie en parte playa y camina empujando el agua. Ve sus brazos, y es capaz de ejecutar el movimiento. Lo percibe como información motora global y lo identifica intelectualmente como brazada de mariposa.
  • La posición inicial de los brazos:
    • Ante cualquier acción acuática será la de extendidos adelante, ya que favorece la horizontalidad del cuerpo y, consecuentemente, la hidrodinámica.
    • Deberá incorporarse a todas las ejercitaciones: flotaciones, salidas del borde, entradas de cabeza, etc., a fin de lograr la automatización del gesto.
  • Detección de los errores motrices
    • El niño es ya independiente acuático: se desplaza, invierte su postura, se sumerge, se detiene para flotar; en una palabra, ya puede en el agua...
    • En función de todo lo que hace es común que cometa errores importantes para la futura técnica: llevar las rodillas al abdomen en su movimiento de batido, empujar con el empeine en la patada de pecho, hacer la brazada perrito con los brazos debajo del tronco y no extendidos delante del tronco, empujar el agua en las brazadas con el dorso en lugar de las palmas...
    • Ninguno de estos errores le impide hacer lo que se propone: jugar y estar en el agua.
    • Aunque sea difícil captar su atención, es responsabilidad del docente evitar la fijación de cualquier error técnico.
    • Lo esencial es diagnosticar el origen del error y hacer un retroceso metodológico, llegando así a la estimulación adecuada, para lograr el movimiento correcto.
    • Y además, ¿está el niño preparado para este movimiento, o debo esperar su maduración motora?

3.4. La respiración:

En la etapa de adaptación-aprendizaje no es lo mismo el agua en la cara -que sorprende, agrede, molesta, desestabiliza el equilibrio- que la cara en el agua, ejercicio que contiene un buen nivel de adaptación. Partiendo de esta idea, el proceso de la respiración en función del nado estaría dado por el logro de los siguientes niveles de capacidad:

  • 3 años:
    • La cara en el agua.
    • Pausa respiratoria durante la inmersión.
    • Soplar la superficie del agua (hacer burbujas).
    • Al emerger, sacar la boca, soplar y aspirar.
  • 4 años:
    • Soplar por la boca en la traslación subacuática.
    • Durante el desplazamiento, aumentar la frecuencia de soplar y tomar, con respecto a los movimientos de brazos.
    • Combinar la habilidad respiratoria con los diferentes movimientos de brazos.
    • Combinar la habilidad respiratoria con todas las actividades: durante la flotación, al nadar, al saltar al agua y emerger, etc.
  • 5 años:
    • Iniciar el rolido de la cabeza (eje longitudinal) y aspirar - soplar buscando la coordinación del giro de cabeza y el movimiento de brazos durante el nado de crol global.

Lo habitual en el niño es soplar por la boca en inmersión. Pero además de poder soplar, es importante que mantenga su habilidad de ojos abiertos para mirar y orientarse dentro y bajo el agua.

3.5. La coordinación:

Inicialmente, la coordinación de piernas, brazos y respiración no es organizada en cuanto a ritmo y continuidad.

De 3 a 4 años es común ver que el niño mueve las piernas en forma constante y, con menos continuidad, los brazos. Por lo general, hasta los detiene para buscar apoyarse y sacar la boca del agua para aspirar.

Su habilidad aumenta llegando a elaborar movimientos continuos de brazos y piernas con una acción de aspiración cada 3 ó 4 ciclos de brazadas.

Finalizando la etapa de los 5 años llega a concretar armónicamente su desplazamiento: mueve los brazos y las piernas con continuidad e incorpora la aspiración-espiración de acuerdo a su capacidad individual.

3.6. La orientación:

Durante todo el proceso de ambientación y aprendizaje de movimientos, juegos, saltos del borde, logro de destrezas corporales, etc., la orientación se desarrollará tanto en superficie como en inmersión. El niño debe poder responderse:

  • ¿Donde estoy?: En la parte profunda, en lo hondo, en el agua grande, en lo playa,en el agua chica...
  • ¿Hacia dónde voy?: Al borde, a la escalera...
  • ¿Cómo voy?: Por arriba, por abajo del agua...
  • ¿Cómo lo hago?: Con las piernas solas, con los brazos y las piernas...

Estos y otros son indicadores de orientación en su imagen corporal, en el espacio ambiente y en el tiempo de la clase.

3.7. La evaluación:

  • Inicial: se realiza al comienzo de la actividad y en calidad de diagnóstico. Estará referida a las instalaciones, los materiales, los niños, el grupo, etc.
  • Del proceso: corresponde al desarrollo de la actividad y se refiere al niño. Orienta al docente en la calidad de su trabajo: permite realizar cambios sobre la planificación para obtener mejores resultados. Incluye informes a los padres.
  • Final: corresponde al final del año de trabajo y marca el punto de llegada a los objetivos propuestos. Sirve como referencia de base para futuras actividades.
  • Es para el niño: ¿Qué aprendí a hacer? ¿Qué sé hacer?
  • Es para los padres: Mi hijo puede ...
  • Es para el docente: ¿Fue adecuada la planificación? ¿Correspondieron los contenidos a las necesidades de los niños?. Objetivos planificados vs. objetivos logrados. ¿En qué puedo mejorar la actividad? ¿Qué aprendí yo como docente y adulto?

5. Sobre los autores:

Profesora Martha Sanz. Colaboración: Prof. Jaqui Esquitino
Ponencia presentada en el 5° Congreso de Actividades Acuáticas, organizado por S.E.A.E. Barcelona 1997.

6. Bibliografía:

  • Cratty J. Bryant (1982): Desarrollo perceptual y motor en los niños. Ed. Paidós, Buenos Aires.
  • Guerrero Luque R. (1991): Guía de las actividades acuáticas. Ed. Dúplex S.A., Barcelona.
  • Le Boulch J.: Hacia una ciencia del movimiento humano. Ed. Paidós, Buenos Aires.
  • Le Boulch J. (1983): El desarrollo psicomotor desde el nacimiento a los 6 años. Ed. Doñantes, Madrid.
  • Mantileri A. (1984): Los niños y el agua. Ed. Narcea S. A., Madrid.
  • Ostherrieth P. (1984): Psicología infantil. Ed. Morata, Madrid.
  • Perez De Antico B. (1997): ¿Qué es aprender a nadar? Fasículos I y II. Edición propia, Buenos Aires.
  • Piaget J. Inhelder, B. (1984): Psicología del niño. Ed. Morata, Madrid.
  • Rigal R., Paoletti R., Portmann, M. (1993): Motricidad: Aproximación psicofisiólogica. Ed. Pila Teleña, Madrid.
  • Vayer P. (199?): El diálogo corporal. Ed. Científico Médica, Barcelona.
  • Wallon H. (1979): La evolución psicológica del niño. Ed. Crítica Barcelona.